Fotograma del videoclip “Let’s Dance!”, de David Bowie. |
¡No
soy un animal! ¡Soy un ser humano! ¡Soy un hombre!
La frase anterior es la principal leyenda promocional de
la película El hombre elefante (1980), filme en el que David Lynch recrea la vida de John
Merrick. Nacido en el corazón del Imperio Victoriano, la causalidad hizo
que Merrick fuese visto como una
deformidad por sus conciudadanos. De haber nacido en el pericarpio de ese mismo
imperio, en La India, Merrick habría sido venerado como una
deidad. Ante un mismo hecho se alzaban dos posibilidades opuestas. Al final, su
realidad adoptó la cotidianidad de una pesadilla.
David Lynch es un creador marcado por la
casualidad. Dotado de una extrema sensibilidad artística y una variada capacidad creativa, la casualidad en forma de
beca hizo que optara por centrar su mirada en el Cine. Cabeza borradora (1971–1977) trata, o
quizá sólo lo haga en mi imaginación, de cómo lo imaginativo adopta formas monstruosas
al nacer en una realidad con patrón de pesadilla. La casualidad hizo que Mel Brooks —hombre de ingenio asociado a la comedia delirante— viera
esta primera película de Lynch,
distribuida con mucho ánimo y poco dinero. Su voluntad lo llevó a producirle la
segunda, El hombre elefante.
Filme donde el principal papel femenino es interpretado por Anne Bancroft.
Brooks
estaba casado con Bancroft. Cuando se
conocieron ella era una oscarizada actriz dramática y él un recién llegado, hijo
de esa aberración cultural llamada televisión. La felicidad articuló su unión
hasta que la fatalidad, con nombre de cáncer, los desemparejó. Anne no quería irse. Presentía que, sin
ella, Mel haría películas tristes. Brooks ha dejado de dirigir Cine. No es
bueno transmitir tristeza.
Magnífica entrada! homenaje a Bowie y a los demás.
ResponderEliminarBuenas tardes, Tracy:
EliminarGracias sinceras por tu aprecio.
Feliz domingo.
Bailemos pues y a cada paso no olvidemos sentir y ser... A veces los pasos cansados nos hacen no ver ... No sentir... Dejarnos llevar o incluso caer.
ResponderEliminarUn abrazo ✴
Mi querida AtHeNeA:
EliminarEs una suerte y un estímulo el compartir bailes contigo. La música empezó a sonar hace aproximadamente un año por azar y es nuestro aprecio lo que la mantiene viva.
Un abrazo, AtHeNeA.
Siempre agradecida y bailando al paso de las palabras he venido a leerte y llego a donde comenté por última vez.
EliminarTienes la capacidad de hacer personal cada cosa que cuentas sin renunciar a un ápice de ingenio y creatividad. Me gusta leerte, buen plan de sábado noche, porque más allá de envolver con el tema arropas con las palabras y eso garantiza abrigarse del frío en pleno invierno del alma.
Gracias por tu amistad y luz ✴
Buenos días, AtHeNeA:
EliminarQuizá una de las artes que dotan de más gracia sea la de ser persona agradecida.
Fuera de todo formalismo, muestra de educación o respeto, soy yo quien siente que debe darte las gracias por toda tu cercanía y apoyo.
Me temo que no soy una persona agradecida, pero sí que te lo estoy.
Por lo demás, sigo bien y sin Internet. Quizá lo segundo tenga algo que ver con lo primero.
Un cálido abrazo, AtHeNeA.
Yo bailo con usted Mr. Ortea...
ResponderEliminarNo se vaya a pensar que le tengo abandonado, para nada...tengo pendiente pasar a hacerle una visita en condiciones pero no podía dejar de acercarme a darle las gracias y un beso virtual enorme!!
Nos leemos, Nino, un beso y muchísimas gracias por tus visitas que siempre me alegran el día.
Pues pongámonos a ello, Teresa. Y, por esta vez, te propongo ser infieles a Sabina y dejarnos llevar por Marvin Gaye y su “Let’s get it on”.
EliminarNo me siento abandonado, sí acompañado. Confío en que esta temporada de cumpleaños te esté haciendo saborear el placer de ver crecer tus ilusiones y observar que crecen bien.
Un abrazo, Teresa.
Buenooo... pero solo por esta vez :)
EliminarY un poquito abandonado sí le tengo pero prometo cantarle una canción al oído para compensarle...
Un beso enorme!!
Buenos días, Teresa:
EliminarDesconozco el porqué de mi merecida notoriedad de “calimero” quejumbroso, cuando yo sólo me quejo los días que acaban en “-s” y las noches que acabo solo. Y créeme que no, no me tienes abandonado, sino encandilado.
¡Sigamos bailando y la tristeza zapateando!
No he podido admirar a Lynch, salvo tal vez por Dune, basada en una compleja saga de ciencia ficción.
ResponderEliminarNotable mención de alguien sufrido y de gente talentosa, con infortunios.
Es una lástima la pérdida de Mel Brooks, quien hizo grandes parodias.
David Bowie, un grande, que más decir. Otra pérdida que se sintió. Que ha dejado grandes obras, como haber interpretado a Tesla, un visionario dejado de lado, que debería más trascendencia.
Saludos,
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarSomos libres de sentir atracciones y repulsiones, sin que ello sea un demérito hacia quien no es objeto de nuestra atención. Bowie, Lynch, Merrick… sus historias serán por siempre parte de nuestra Historia. Quizá una civilización sólo se comporta de manera civilizada con sus adelantados cuando éstos son ya pasado.
Me encanta la película “The Prestige”, aquí en España se titula “El truco final”.
Un abrazo, demiurgo.
Recuerdo que hace muchos años leí en una entrevista con Mel Brooks en un dominical cómo "conquistó" a Anne Bancroft. Decía que ella le dijo que cómo iban a salir juntos, que él no era atractivo, etc... Él empezó a acosarla todo el tiempo..en la panadería, en el restaurante, pero haciéndola reír. Y claro, al final ella se lo pasaba tan bien con él...
ResponderEliminarMe ha gustado lo de "Anne no quería irse. Presentía que, sin ella, Mel haría películas tristes. Brooks ha dejado de dirigir Cine. No es bueno transmitir tristeza." El resto de la entrada también, pero eso especialmente.
Un saludito.
Buenos días, David_
EliminarDesconocía esta anécdota sobre el método Brooks para hacer caer los muros del Jericó de la desatención. Gracias por acercármela.
Yo, que sin ser sagaz suelo ser tenaz, en esto de ronronear a las gatitas suelo pecar de pesado. Vamos, que mis maullidos se escuchan en cuanto me acerco a su vecindario; en esto del ronroneo, como en otras tantas cosas, prefiero ser ruidoso a pasar desapercibido.
Un abrazo, David.
Excelente entrada Nino... pero ¿sabes qué parte me gusta más? el final sin dudas. "(...) Creo que ha llegado la hora de dejar atrás los miedos. Siento que ha llegado la hora de ponerme calzado rojo y bailar mis penas." me encantó este final, porque esta actitud creo sea la mejor ...y te aplaudo por ella!
ResponderEliminarBesotes.
Buenos días, Alma:
EliminarTengo debilidad por los finales felices, dentro y fuera de los cuentos. La tristeza y las angustias, son como las espinas en el pescado: se me atragantan y me mantengo alejado de ellas por prescripción de mi corazón.
Supongo que ha llegado el momento de ser consecuente con lo que escribo; así que, Alba, pongámonos calzado rojo y bailemos nuestras penas.
Gracias por la música de tu comentario.
Un abrazo.
cuando comenzó la entrada enseguida la asocié a Bowie y tenía razón.... gracias por recordarlo e incluirlo en la portada... Bowie es un pedacito importante en mi cultura, en mi vida....
ResponderEliminargracias entonces de nuevo, abrazo...
Buenos días, JLO:
EliminarSí, compañero, sé de la importancia de Bowie en tu vida.
Gracias a ti, JLO, por tu constante compañía.
un abrazo.