Nuestra compañera Dorotea nos ha convocado en su blog Lazos
y raíces para compartir relatos sobre oficios quizá caídos en el
desuso, pero no en la desmemoria.
En
mi caso, he optado –o quizá más bien me he escudado– en la figura de ese
trovador que, hasta bien entrada la adolescencia, soñé llegar a ser.
Intenté
escribir un relato sobre un “arlequín”, inspirado por el David Bowie de “Ashes to Ashes” pero no he sabido
acabarlo.
En
este vínculo podéis encontrar enlaces con el resto de relatos trovados para la
convocatoria:
Hola, este relato forma parte de la antología «Nada ha sido probado», disponible en Amazon por 0,99 €.
Gracias.
Hola a todos:
ResponderEliminarLa princesa de este cuento no tiene la boca de fresa, sino la cara de cemento y el corazón por cartera.
Como me temo que mi fabulación ha quedado torpe –y sé que entre nosotros hay muchos ajenos a la vergonzante realidad española–, aquí os dejo un enlace donde se informa sobre la princesa a la que trova este jueveo:
http://economia.elpais.com/economia/2016/01/13/actualidad/1452715925_981129.html
La idea ha sido hablar sobre esos trabajos extintos o que han sufrido metamorfosis para adaptarse a la época..el Trovador tuvo un papel importante en la edad media y a través de su música y poemas transmitían temas amorosos, políticos, morales y demás...en definitiva lo has hecho muy bien y a la vez, recordaste que las niñas ricas llamadas Cristina como que no tienen suerte en el amor...Saludos
ResponderEliminarBuenas tardes, Divagaciones:
EliminarEl de “trovador” es uno de esos trabajos metamorfoseados, en su caso en la actual profesión de “cantante”, que por suerte se han ido adaptando a las épocas. La música me parece el arte más popular y universal, por lo que me habría gustado haber llegado a ser cantante o intérprete musical.
Gracias por tus palabras de aprecio, Divagaciones.
Pues ahí la tenemos, sentada en un banquillo destinado a los traseros de los seres más rastreros del vulgo que (según algunos) debía rendirle pleitesía por razón de su sangre.
ResponderEliminarPues ahí está, lo cual de alguna manera reconforta haciéndonos pensar que no somos tan bananeros como creemos. Incluso aunque el chambelán logre acallar al leguleyo.
Genial Nino, un abrazo.
Buenas tardes, Juan Carlos:
EliminarPorfiemos en que la Legalidad se siente al lado de la Justicia y la señora de Borbón reciba el mismo trato que recibiríamos cualquiera de nosotros. Pues me temo que el Chambelán no necesitará mediar en el litigio, ya que el señor fiscal está oficiando de abogado defensor de parte.
Temo que al igual que ese cargo del tesoro que reconoció que Hacienda no somos todos, podemos encontrarnos con la sorpresa de que un legalista argumente que las leyes no están para todos.
Gracias por tus palabras, Juan Carlos.
Me encantó este oficio que por cierto viene de muy antaño y sigue vigente aunque modernizado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas tardes, Tracy:
EliminarTan viejo como el de cantante, o quizá más, lo es el de tunante; y los fulares sí que saben adaptarse volando a los tiempos que corren, je je.
Encantado con tu encanto, Tracy.
Un anrazo.
Me alegra volver a leerte. Has cumplido muy bien tu tarea de trovador, divulgando historias de aquí y de allá.
ResponderEliminarEstá es muy real.
Un saludo.
Buenas tardes, Pikxi:
Eliminar¡Más me alegra a mí recibir tu visita! ¡Bienvenida y gracias por tu compañía!
El mío es un relato tan ficticio como el frío en esta tarde de enero; vamos, fabulado por el capricho de mi real gana. Como bien sabemos todos, es imposible que en una sociedad de iguales como la española el nacimiento conlleve una distinción de nobleza, pues eso nos convertiría a los demás en plebeyos; y, sin ser un bradpit, uno no es tan feo como para fantasear con princesas cuyo beso lo alejan de sapo.
Un abrazo, Pikxi.
Soy totalmente monárquico y este relato me parece una falta de respeto.
ResponderEliminarnooooooooooo... jajaja No sé si te lo habrás creído. Pero bueno, bromas aparte tampoco me dice mucho el relato.
Un saludo.
Disculpe usted, David, lo anárquico de mi relato.
EliminarCréame que lo escribí para pasar el rato.
Y, ‘torpe de mí, voy y me retrato
como un republicano pazguato.
Feliz viernes y mejor fin de semana, David. Por suerte, soy crédulo, pero no creido.
Tu respuesta tu comentario sí me ha gustado ;-)
ResponderEliminarYo soy republicano hasta que algún rey me nombre caballero o me de algún cargo, o me case con su hija...pero por amor, como en la canción de Albert Pla..
Buenas tardes, David:
Eliminar¡Si es que a respondón no hay quien me gane! Voy a volver a manifestarme frente al edificio de Correos para que me den empleo como contestador de las cartas con destinatario ausente.
Un abrazo, David.
Los trovadores eran los Sabina y Serrat de aquella época de señores, plebeyos y caballeros que con su música reflejaban las hazañas de los notables y enamoraban a tiernas doncellas y mozas fermosas. En cuanto a Cristinita, tiene de su parte todo el aparato del Estado, hacienda ya han dejado patente, si es que quedaba alguna duda, que no somos todos y el fiscal general del estado nos aclara que ante la ley unos somos más iguales que otros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas tardes, Pepe:
EliminarEntristece el pensar en los romances a “Curros el Palmo” y a “princesas tardías” compuestos por los trovadores y que anidan en el olvido. Quizá sea éste un buen momento de crear una fraternidad de arqueólogos de lo improbable y salir trovar esas composiciones perdidas.
Me acechan varios temores; entre los que no me asustan desde el espejo está el de que esta sociedad española que se cree tan igualitaria por poder votar a jacobinos, acepte sin sonrojo que la desigualdad sea un privilegio sancionado en corte.
Yo, puesto a ser juez, no podría serlo ni de un concurso de belleza; pero puesto a tener prejuicios, los tengo hacia los miserables.
Una vez más, te agradezco todo el trabajo de organización que haces en el grupo juevero.
Un abrazo, Pepe.
Trovadores, cuentacuentos, pregoneros... qué más da... uno canta con su voz y parafrasea, dice con argucia lo que otros callarían y en su soniquete y con su ritmo dibuja la sonrisa, levanta pasiones y suspiros con la copla te quedas.
ResponderEliminarEn el fondo, todos somos trovadores hasta de silencios.
Un besazo, trovador.
Buenas tardes, *:
EliminarPobre de quien acalla sus sentimientos y enmudece su canto a la vida, sólo le queda aceptar que su espíritu está tan vacío como su ánimo.
Unas veces cantamos a la vida por soleares, otras por malos quereres; pero también lo hacemos por bulerías y por picardía. La vida es una concatenación de sonidos que intentamos acompasar en ocasionales melodías.
Un placer y una suerte contar con tu compañía, *.
Has resumido la historia maravillosamente bien. Es increíble que personas que lo tienen todo solo por el hecho de haber nacido donde lo han hecho, se burlen así de los demás mortales, honrados sin tener a veces donde caerse muertos.Afortunadamente sigue habiendo trovadores como antaño, que nos cuentan todos los dimes y diretes de lo que ocurre en nuestro(por desgracia) todavía reino.
ResponderEliminarMe alegra volver a leerte de nuevo Nino!
Un beso
Buenas tardes, Charo:
EliminarMuchas gracias por tus palabras de aprecio.
Cuando lo increíble se hace real debemos empezar a replantearnos lo que nos hacen creer que es imposible. Yo creo posible y necesaria una España republicana.
Me resulta insufrible, aunque debo admitir que mi tolerancia al sufrimiento es bastante quejica, el trato con algodón con el que los humildes tratamos a los poderosos. Ya ves, portadas de revistas donde se destaca “la difícil situación que atraviesa Cristina y lo desmejorada que está”.
Un placer nuestro reencuentro, Charo.
Gracias por participar con una aportación que anclada en el medievo lanza su sombra hasta la actualidad. Yo asisto incrédula al espectáculo de la prinesa Cristina: me conforta que tenga que justificarse casi públicamente pero no supongo que la castiguen más allá del bochorno y de su orgullo magullado. Un abrazo y que vivan los trovadores!
ResponderEliminarBuenas tardes, Dorotea:
EliminarTe agradezco mucho tu apreciación, al ser tuya la idea de la convocatoria.
Comparto tus suposiciones, más allá del bochorno y las magulladuras dudo que esta ciudadana haga frente a consecuencias legales. Admito que creo que debería recibir un trato discriminatorio, pues la considero merecedora de un castigo ejemplarizante; para su suerte no soy juez, pero si parte y, como tal, creo que los ciudadanos debemos poder juzgar si ha llegado el momento de poner punto y aparte a nuestra relación con la monarquía.
Un abrazo, Dorotea.
Trovadores, cuenta historias, cuentacuentos....aun en la epoca actual existen algunos (yo tengo una amiga que lo es) . Lo de Cristina ha sido buenisimo y mas la forma en que lo cuentas, me encanta, besos.
ResponderEliminarBuenos días, Molí:
EliminarMe gustaría trabajar de cuentacuentos. Voy a intentarlo. Lo de trovador (en mi caso “cantante de orquesta en fiestas y verbenas”) fue mi ilusión hasta que comprobé que lo mío no era cantar.
Gracias por tu cordialidad reconfortante en el que han etiquetado como el día más triste del año.
Un abrazo.