Pero bueno, cuchi-cuchi, ¿tú crees que esas ropas y posturas eran las más apropiadas para una tarde de jueves santo?
¡Si hasta el pan recién horneado se puso duro!
¡Luego, en casa, de procesión en chandal y rulos!
Y yo, como fiel penitente, rezando por un milagro que no te haga inapetente.
¿Serás aviesa, mi traviesa Lola?
Pues salta a la vista, que además de lista eres contorsionista.
