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viernes, 7 de abril de 2023

El hombre de dos cabezas XVIII

Jerome Charyn’s Movieland, chapter 10: Two-Headed Man

El hombre de dos cabezas XVIII

 

Nunca trabajé en Los jardines de Hollywood, ni tuve que cortarme la garganta con un plátano, pero sé exactamente cómo se siente uno. Pasté en Hollywood, sobre el Hudson, en las oficinas que Otto Preminger tenía cerca del tejado del viejo edificio de Columbia en la Quinta Avenida: “Sigma Productions”.

Yo fui bufón y payaso en la corte de Preminger.

Era 1976, y Preminger –uno de los primeros productores independientes, un hombre que se había enfrentado a La Lista negra de Hollywood y al Código de Producción– acababa de sufrir uno de los fracasos más grandes en su carrera, «Rosebud» (“Desafío al mundo” - 1975): una película sobre terrorismo árabe que era a la vez infantil e incoherente. “The New York Times” la consideró “consistentemente estúpida”. La revista “New York” dijo que era “un incruento fastidio”.

John Lindsay, antiguo alcalde de Nueva York, se había convertido en actor para «Rosebud». Interpretaba a un senador de los EE.UU. cuya hija había sido secuestrada. Resultaba tan acartonado en la pantalla, tan lleno de pasión fraudulenta, que uno se olvidaba del tiempo, el lugar y la trama; y se maravillaba con la manera en que un ser humano podía convertirse en marioneta. Era como si la idea básica del Cine se hubiera desmoronado, y la cara de Lindsay tomara los aterradores rasgos de un hombre sin personalidad. Él no era un fantasma en la pantalla. Su ineptitud lo acercó, a carcajadas, a la audiencia.

 


Y Otto “el terrible” —que había sido tan poderoso como cualquier magnate, que podía salvar a un gran estudio con la recaudación de una de sus películas, contratar a un guionista de la lista negra, mandar a Hollywood al infierno, gobernar un presupuesto como un zar, encontrar el logotipo perfecto para «Éxodo» o «Anatomía de un asesinato», enfurecerse cuando quería, despedir a la mitad del personal o a una estrella como Lana Turner— no parecía poder financiar su próximo proyecto.

 


Hollywood se había quedado repentinamente sordo respecto a Otto.

Él contrató a un novelista como yo, que no tenía ninguna película entre sus créditos, para trabajar en un obscuro guión televisivo sobre el magistrado de la Corte Suprema Hugo Black.

 


«Movieland: Hollywood and the Great American Dream Culture»  es una obra de Jerome Charyn, publicada por la editorial Putnam ©®.

 

 (1)      En esta mañana de Viernes Santo retomo la publicación serializada de mi traducción del libro de Jerome Charyn: «Movieland: Hollywood and the Great American Dream Culture». Y lo hago con la que, quizá, sea la parte más personal del relato de Charyn; ya que comienza a evocar su experiencia como “hombre de dos cabezas” para el director y productor cinematográfico Otto Preminger.

(2)      Saul Bass diseñó los carteles y los títulos de crédito de muchas de las producciones de Otto Preminger. Él es el autor de los tres posters que aparecen reproducidos en esta entrada.

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6 comentarios:

  1. Muy interesante, Nino!! Besos.

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    1. Buenos días, Maite.
      Muchas gracias por tu apoyo interesante.
      Un abrazo.

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  2. Hollywood es puro cartón piedra.

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    1. Hola, Erik:
      La mayoría de nuestros sueños lo son.
      Un abrazo.

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  3. De las películas que citas solo he visto Exodus, Me encantó, bueno me encantan todas las de Paul Newman. Besos, Nino.

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    1. Hola, Ángela:
      Paul Newman fue, sin duda, un gran actor y un buen director. Me permito aconsejarte "Anatomía de un asesinato", es una película excelente.
      Un abrazo, Ángela.

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Gracias por tu lectura comentada.

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