Jerome Charyn’s Movieland, chapter 10: Two-Headed Man
El hombre de dos cabezas XVIII
Nunca trabajé en Los
jardines de Hollywood, ni tuve que cortarme la garganta con un plátano, pero sé
exactamente cómo se siente uno. Pasté en Hollywood, sobre el Hudson, en las
oficinas que Otto Preminger tenía
cerca del tejado del viejo edificio de Columbia en la Quinta Avenida: “Sigma
Productions”.
Yo fui bufón y payaso
en la corte de Preminger.
Era 1976, y Preminger –uno de los primeros
productores independientes, un hombre que se había enfrentado a La Lista negra
de Hollywood y al Código de Producción– acababa de sufrir uno de los fracasos
más grandes en su carrera, «Rosebud» (“Desafío al mundo” -
1975): una película sobre terrorismo árabe que era a la vez infantil e
incoherente. “The New York Times” la consideró “consistentemente estúpida”. La revista “New York” dijo que era “un incruento fastidio”.
John
Lindsay, antiguo alcalde de Nueva
York, se había convertido en actor para «Rosebud».
Interpretaba a un senador de los EE.UU. cuya hija había sido secuestrada.
Resultaba tan acartonado en la pantalla, tan lleno de pasión fraudulenta, que
uno se olvidaba del tiempo, el lugar y la trama; y se maravillaba con la manera
en que un ser humano podía convertirse en marioneta. Era como si la idea básica
del Cine se hubiera desmoronado, y la cara de Lindsay tomara los aterradores rasgos de un hombre sin
personalidad. Él no era un fantasma en la pantalla. Su ineptitud lo acercó, a
carcajadas, a la audiencia.
Y Otto “el terrible” —que había sido tan
poderoso como cualquier magnate, que podía salvar a un gran estudio con la
recaudación de una de sus películas, contratar a un guionista de la lista
negra, mandar a Hollywood al infierno, gobernar un presupuesto como un zar,
encontrar el logotipo perfecto para «Éxodo» o «Anatomía de un asesinato», enfurecerse cuando quería, despedir a la mitad del
personal o a una estrella como Lana Turner— no parecía poder financiar su
próximo proyecto.
Hollywood se había
quedado repentinamente sordo respecto a Otto.
Él contrató a un
novelista como yo, que no tenía ninguna película entre sus créditos, para
trabajar en un obscuro guión televisivo sobre el magistrado de la Corte Suprema
Hugo Black.
«Movieland: Hollywood and the Great American Dream Culture» es una obra de Jerome Charyn, publicada por la editorial Putnam ©®.
(2) Saul Bass diseñó los carteles y los títulos de crédito de muchas de las producciones de Otto Preminger. Él es el autor de los tres posters que aparecen reproducidos en esta entrada.
Muy interesante, Nino!! Besos.
ResponderEliminarBuenos días, Maite.
EliminarMuchas gracias por tu apoyo interesante.
Un abrazo.
Hollywood es puro cartón piedra.
ResponderEliminarHola, Erik:
EliminarLa mayoría de nuestros sueños lo son.
Un abrazo.
De las películas que citas solo he visto Exodus, Me encantó, bueno me encantan todas las de Paul Newman. Besos, Nino.
ResponderEliminarHola, Ángela:
EliminarPaul Newman fue, sin duda, un gran actor y un buen director. Me permito aconsejarte "Anatomía de un asesinato", es una película excelente.
Un abrazo, Ángela.