Algunas arritmias que sufre el corazón brotan cuando el pensamiento deviene en conciencia de que la vida no nos emociona como antes, conciencia que nos impele a aceleramos hacia la añoranza de un pasado en que nuestro corazón latía más fuerte.
El corazón no tiene freno ni marcha atrás. De ahí que sus choques frontales con la Realidad tengan consecuencias letales. Nuestra Fantasía tiene el recurso protector de enloquecer cuando la Realidad se vuelve demencial.
¡Gracias por venir y enloquecer!
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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre
David Lynch's
What
Did Jack Do? ~ "True Love's
Flame"
Hay veces, bastantes, en las que la Realidad acompañada
me resulta irreal –como un sueño en el que uno se sueña soñando–. Y eso me
tiene al vilo, pues pienso que algo no va bien en mí cuando hilvano la mayoría
de las compañías en un hilo de indiferencia. Me impongo quedar con conocidos o
socializar. Imposición que habitualmente conlleva la sanción de sentirme
incómodo (tal y como acomodo en este blog).
Pero, por otro lado, reparo en que lo que me
entretiene es la vida, mi percepción y ensoñación de ella; por lo que me
reconforta el pensar que lo que me resulta latoso no es mi sinrazón autómata,
sino el corazón de lata de tantos que buscan la magia en otros en lugar de
desarrollar la suya propia.
Recorrerlo estimula mi curiosidad y la de mis
personajes.
Mi soledad no conlleva abandono. Me entrego a
encontrarme, aunque sea en reflejos de actos ajenos o en palabras de otros que
resuenan por los pasillos del laberinto.
Este blog es
una prueba del resonar de tus palabras animosas, amable leyente. Gracias por tu
compañía.
Pienso
que si éstos son tiempos hostiles para la libertad de pensamiento es porque nos
molesta la libertad de pensamiento en otros; y los adjetivamos con
descalificativos o epítetos que los califiquen de catetos.
Este
‘hipotenuso’ suele poner a todos de acuerdo en el uso del eufemismo “peculiar” para adjetivar mi sustantivo ‘ninismo’.
Una
de mis peculiaridades es la de no tolerar la falta de respeto. Intolerancia que
no callo y con la que muchas veces he acallado al irrespetuoso. Pero me hago
viejo y los años no me están trayendo prudencia, sino cobardía.
Hace
apenas una semana participaba en una actividad cultural. Durante el ejercicio
de su turno de palabra, una escritora compartió el efecto de bloqueo que la
tragedia que asola a la región valenciana estaba ejerciendo sobre su
creatividad literaria. Su exposición fue correspondida por una ¿compañera? que,
como valoración a la introspección compartida, ofreció una refutación tan
calmada como irrespetuosa y soberbia: “Hay
que informarse bien”. La invalidadora, otra escritora, no respetó la
reflexión personal ajena –intuí que se alteró por la crítica al desgobierno
estatal que la ponente había incluido en su introspección–.
Nadie corrigió la actitud censora de la descalificadora. La mujer que había leído
su reflexión articuló, tras recibir la reprobación, unas explicaciones
alternadas con disculpas por el fondo y forma de su texto. Nadie le trasmitió apoyo o agradecimiento por haber compartido sus
inquietudes personales y la aflicción de su personalidad creativa. Nadie cuestionó la actitud cuestionable
de la valoradora que se había erguido como defensora del bien.
Fui
todo un “don nadie”. Me convertí,
peculiarmente, en uno más de la nada
adocenada.
Mi
mudez cobarde me ha llevado a una gran crisis, de la que ha sido eco mi
silencio en este blog.
Voy
mudando mi corteza de prudencia. De este olmo viejo brotan hojas nuevas que a
la música del azar entonarán un canto a mí mismo.
Sentía curiosidad por ver esta película, tu artículo ha convertido esa
curiosidad en ganas. Y eso que “Las niñas” no me gustó y no me interesé por “La
maternal”.
La temática de “Los destellos” me es cercana, como imagino que por
cuestión de vivencias nos lo acaba siendo a muchos.
Lo mismo que siempre me resulta cercana tu manera de reflexionar sobre
la vida con la excusa de hablar sobre su representación en las películas.
Las mentiras se dan por descontadas en tanto cuentista que vive del
cuento de traer a cuenta el descontento de otros que no le interesan pero le
salen a cuenta.
Confío en que mi mala memoria voluntaria no me lleve a la mentira
involuntaria de no contarte que ayer escuché a un gran fabulador, a uno de los
buenos, a John Banville, afirmar que el dolor ajeno se convierte en un recurso
creativo poderoso cuando eres capaz de recrearlo sin sentirlo. También afirmó
que su heterónimo ‘Benjamin Black’ le es muy útil para contar verdades sombrías
bajo la apariencia de mentiras ficcionadas. Sin acercarse al distanciamiento
del la realidad ejercido por Pessoa, a Banville le produce desasosiego el
presente de ahí que reafirmó vivir en el pasado.
Me calma leerte, más que leer a Banville o a Pessoa. Contaría una
mentira si no lo reconociera. El desasosiego me lo produce una realidad que
hasta hace poco simplemente me aburría. En lo que no he cambiado es respecto al
otoño: aún me gusta.
Un abrazo de los que cuentan, fabulosa fabuladora Clarisa.
Ignoro si la
vida es un bestiario de cronopios, que nos mantiene en la innopia mientras
buscamos ser desvelados por labios de ensueño.
Sé que mi prójimo, Nino Ortea, vive ufano en un devocionario
donde se afana por ser personaje fiel, devoto de la Libertad y de la Belleza. Mientras
que yo, su anfitrión, soy ocasionalmente impersonal a mi persona y me afeo al
atarme a ferreas cadenas de oro.
Hoy se
conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama.
Creo que
toda lucha es más fácil si sabes contra qué te enfrentas, si puedes identificar
por su nombre esa amenaza, en vez de cobijarla a la sombra de eufemismos
teñidos en violeta. Así que hoy vuelvo a pedirte, amable leyente, que llames a
las cosas por su nombre: la que nos puede acabar matando no es “una larga enfermedad“, es una dolencia
llamada ‘cáncer’.
El cáncer de
mama ha matado a muchas de mis personas queridas, empezando por mi añorada mamá.
Pero son más las que lo han sobrevivido.
Ánimo a las
pacientes de cáncer, un abrazo a sus seres cercanos y toda mi sincera alegría a
cada una de quienes se han recuperado de esa enfermedad llamada ‘cáncer’.
La
descubrí en el primer concicerto al que asistí de Prínce, en Londres, 1987, en una
actuación dentro de la gira ‘Sign o' the Times’. Concierto
inolvidable e insuperable.
Estos
son dos videos donde Cat Glover aparece
desplegando su arte como bailarina, actriz y cantante.
Prince Hot Thing Live In Concert 1987
Prince - Alphabet St. (Lovesexy Tour, Live in Dortmund, 1988)
Ver
minuto 2:50 para escucharla rapear: “Talk
to me lover, come on tell me what you taste. Didn’t your mama tell you life is
too good to waste?”
Frente a la actual pérdida de papeles por parte de la
prensa diaria, los semanarios de sociedad han ido alcanzando más poder –que no
prestigio– social. Muestra de ello es que los periódicos incluyen noticias del
mundo del colorín en sus páginas coloreadas. Y muchos de ellos añaden en su
popurrí de fin de semana, alguna publicación centrada en un mundo del corazón
sin trasplantes pero con desplantes.
El poder de estas revistas cardiacas es tal que,
aunque no quiten ni pongan reyes, ayudan a sus señores. Desde sus portadas
desinformantes nosintentan colar un
cuento sin fin, ante el que debemos sentirnos felices al leer cómo otros se
comen nuestras perdices. Los programas de embrutecimiento son fieles a su
planteamiento; mientras que en los informativos se nosengaña con desinformación.
Todo el colorín colorado que está coloreando las
revistas de sociedad y los diarios de suciedad con trazos de la figura barbarizante
del exmonarca tunante y su vetusta amante, no
deja de ser una clara muestra de lo mucho que los españoles preferimos las
fábulas regias a las informaciones reales.
Curiosa sociedad la nuestra en la que, tras acostarse
con el Príncipe Encantado, la Bella Durmiente ya no quiere ser princesa, sino
que vivir para siempre del cuento.
Y este plebeyo nada bello está harto de que lo
intenten forzar a tragarse sapos chulapos y besar ranas marranas.
Me siento inseguro en este mundo con corazón impuro y
donde el rumor noticiado provoca tumor atontado. Inseguridad que me lleva a la
nimiedad de refugiarme en evocanciones de mi tierna edad.
Me alegra saber de ti, compañera. Confío en que, a su ritmo, tu nave
espacial se siga recargando de esa energía especial que te caracteriza.
Estás pasando un periodo vital duro –siguiendo con tu analogía con el
hiperespacio, estás cruzando un agujero negro– y lo haces con la inteligencia
de dedicar tus energías a tu familia. Tus compañeros blogueros seguimos órbitas
dispares, cada uno en su trayectoria. Creo expresarte una opinión unánime al
trasmitirte todo nuestro ánimo y afecto, a la par que confiamos en que puedas
cumplir tu plan de vuelo.
Entre otros rasgos, tienes un criterio muy acertado para elegir /
inventar los nombres de tus personajes: el de “Letanía” invoca una belleza
lánguida que me lleva a recordar la “Ofelia” pintada porJ. E. Millais.
Si esta película ha avivado tu esperanza y tu bienestar emocional, no
hay mejores razones para verla.
Gracias por compartir tu reflexión íntima sobre “Treasure”. Al igual que
tú, me atrae el humanismo en las personas y en las obras de arte. Me he
saturado del tremendismo y hartado de la artificiosidad. Disfruto con lo
sencillo y las personas sencillas.
Te agradezco tu reflexión sobre Vasili Kandinsky, con ella amplías la
poca información que tenía sobre él y mejoras mi percepción de su obra. Kandinsky
es uno de esos autores referido constantemente, pero sentido muy rara vez, en
los artículos divulgativos que puedo leer sobre Arte. Me ocurre con él como con
el escritor Herman Melville, un autor muy referenciado pero poco leído por quienes
lo comentan. En tu caso, encuentro un acercamiento reflexivo y sentido a su
obra.
Vuelvo a agradecerte la divulgación de este tipo de películas que, dado
el aluvión de producciones en el que estamos, me habrían pasado desapercibidas;
y ante la posibilidad de verlas en copia doméstica, las habría ignorado.
La solided que detallas en su guión es la razón fundamental por la que
veré ‘Puntos suspensivos’.
Me resulta emotiva esta personificación de la ciudad: envejecida,
desnuda o muda. Amo mi ciudad, como me ocurre con mis seres queridos me
estimula su cercanía. Por desgracia, según voy envejeciendo aprecio en ella
deterioros similares. No sé si proyecto en ella mi miedo a la muerte. Pero me
temo que mi ciudad se va volviendo más invivible.
Antes de "Kong" ya hacía sentir a todo hombre un 'king'.
¡Ah,
el amor! Esa pequeña tontería que, en la vida real, quien bien te quiere
siempre te aconseja evitar para así no acabar volviendo a morder el polvo.
El
romanticismo suena bien en las canciones de los Queen y queda bien en las camisetas de Zara. Pero en la vida real
está tan en desuso como tararear una canción de los Pecos o vestir una camisa IKE. El amor es un complemento que aún
tiene su momento en la Ficción; pero en la Realidad, aseguran que está de más
al llegar a cierta edad: al igual que lo están el heroísmo o la puntualidad.
Encuentro
mucho heroísmo en quien se atreve a enamorarse a contratiempo y confía sus sístoles
sexagenarias a las diástoles ajenas. El sencillo acto de enamorarse lleva
siendo el origen de muchas complicaciones desde que ‘Adán’ y ‘Eva’ desataron la
ira de un dios intransigente ante el amor libre. Y es que a prejuicio de los
cerebros más destacados —y de sus corazones enlatados— ¡el amor es el juego más
peligroso!
No
soy jugador, sí soy juguetón. Espero no resultar tontón al aconsejarte que un
sentimiento tan excelso no te lleve al exceso del turdimiento, amable leyente;
pues si la emoción deviene en obsesión, puede hacer de ti una pieza de caza.
Ha
sido volver a ver la película «The Most Dangerous Game» ––El malvado
Zaroff (1932)–– y enamorarme de nuevo del buen cine. Era tal mi efusividad
que sin pensármelo, llamé a la que caza en su coto a mi corazón roto: me creí el
amo de un juego que, aunque aún no ha recomenzado, ya sé cómo habrá terminado.
Te
recomiendo que abordes mi primera acción; respecto a la segunda, antes de que
te desbordes escucha a tu corazón. No pierdas tu cabeza, prudente leyente.
Para ver la película en su
versión original sólo tienes que pulsar aquí.