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domingo, 19 de enero de 2025

Descanse en paz, señor David Keith Lynch

Este 15 de enero ha fallecido el creador estadounidense David Keith Lynch.
Kyle MacLachlan, Laura Dern y David Lynch en el rodaje de "Terciopelo Azul"

Para muchos, David Lynch era un “tío raro”.
Para otros, era un “tío raro que hacía pelis muy raras”.
Para algunos, era un “tío raro, que hacía pelis muy raras para salir con tías que estaban muy buenas”.
Quizás porque soy el tío más raro que jamás ha dormido en mi cama, no puedo evitar maravillarme ante todas y cada una de sus “rarezas”. Este ¿cómo me la maravillaría yo? no deja de ser llamativo al provenir tal admiración de alguien tan poco dado a admitir que algo me embelesa si en ese momento no me estoy admirando en el espejo.
Debo reconocer que la mayor parte de la obra de David Lynch me resulta difícil de entender, al igual que no entiendo LA BELLEZA y no por eso deja de maravillarme.
Que su narrativa me aturde, al igual que lo hace tu caminar sobre tacones, aterciopelada ‘Dorothy’. Y que sus trabajos, reflexiones y sugerencias me hacen desear ser mejor, más inteligente y más perceptivo; al igual que tu recuerdo, me hace desear haber sido mejor, menos necio y menos absorto.
Este 15 de enero ha fallecido el creador estadounidense David Keith Lynch. Su obra seguirá volviendo salvajes nuestros corazones frente al desánimo. Su fuego seguirá caminando junto a nosotros.

6 comentarios:

  1. No tiene por que ser así pero al igual ha gustado mucho a tíos raros como menos raros. A mi me encantaba pero claro yo si soy de los raros.
    Un día, de pronto deje de ver panículas que imitaran a la vida real porque para eso ya la tenemos y me puse a mirar películas de ficción o de esas que llama el personal raras. No, no deje del todo el otro cine pero reconozco que sigo visitándolo mucho menos que este raro.
    En fin, en la distopia esta lo interesante.

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    1. Hola, Erik:
      Nunca me ha gustado que me adjetiven como “raro”, siempre he notado una connotación despectiva cuando me lo dirigían. Aunque soy consciente de que es una palabra que en muchos casos no tiene una intención despectiva, sino excluyente: la persona “rara” es “extraña”, no es de los nuestros –acepción que sí que me define–.
      Tampoco me gusta el arte realista; ¿y qué decir de movimientos como el tremendista o el naturalista? Me gusta la ficción consciente y me cautiva la subconsciente o surrealista. De hecho, creo que muchas veces el problema de la narrativa de ficción es que, en su búsqueda de recibir un reconocimiento academicista, introduce un realismo que la lastra o le resta fuerza a la hora de lograr la suspensión de la realidad: el regusto puntillista de Tolkien por describir una naturaleza inexistente en “El señor de los anillos” o la tendencia a contrastar la vida de los personajes dentro (irreal) y fuera (real) de la isla de la teleserie “Perdidos” me parecen muestra de lo incómodos que se sienten muchos creadores al temer que su obra sea ‘reducida’ a narrativa de ficción. En el caso de David Lynch la realidad aparece siempre hipertrofiada o neblinosa, salvo cuando compartía los partes meteorológicos de su adorada ciudad de Los Ángeles, a la que describía invariablemente como radiante, independientemente de las circunstancias atmosféricas.
      Un abrazo, Erik.

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  2. Me encantó Twin Peaks, pero me pierdo en sus películas, o no logro entenderlas o acabo un poco agobiada. Un beso, Nino.

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    1. Hola, Ángela:
      Creo que el Arte no hay que entenderlo, sino sentirlo. Uno debe entender un acta notarial, no un acto de ficción. Una debe reconocerse en su fotografía del carnet de identidad, no en las de su reportaje de boda. El arte funcional debe ser útil y práctico, el arte creativo debe tender a lo imposible, incluir puntos de fuga por los que se cuele nuestra imaginación o memoria.
      El arte de David Lynch –salvo algunas de sus composiciones musicales, que me resultan inquietantes en su simplicidad opresiva– me resulta estimulante. No lo entiendo en su totalidad, se me escapan incluso detalles en sus anuncios publicitarios, pero es que tampoco entiendo realidades tan comunes como la electricidad, los impuestos o las vidas de otros.
      Un abrazo, Ángela.

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  3. Respuestas
    1. Hola, Susana:
      David Lynch era un hombre muy espiritual, creía en la transcendencia, lo que también lo preocupaba ya que hacía que el MAL pudiera perfeccionar sus prácticas mediante sus sucesivas reencarnaciones.
      Muchas de las obras de Lynch transcurren en una especie de limbo temporal, espacialmente se desarrollan en Estados Unidos pero la ambientación es atemporal y las líneas argumentales no son lineales. Este transcurrir fuera de una constante temporal hace que sus reflexiones sean atemporales, inmortales tal y como indicas.
      Un abrazo, Susana.

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Gracias por tu lectura comentada.

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