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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

jueves, 23 de marzo de 2017

Libertad sin ira

La victoria del odio de los que quieren aterrarnos sería que nos dejáramos dominar por nuestros miedos.

La victoria de la manipulación de los que buscan abusarnos sería convertir esos miedos en odios.



Crecí en una sociedad española en la que se asesinaba en las calles al que pensaba diferente. Durante décadas de plomo, el terrorismo mató vidas y aterró libertades. Pocas vergüenzas mayores que la del silencio social ante el dolor que sufrieron aquellos que pensábamos que eran unos pocos, cuando en realidad éramos todos. Soy uno de esos insensatos, para mi eterno arrepentimiento.

El primer gran logro del terrorismo etarra fue que tratáramos a sus víctimas con distanciamiento, el segundo fue el miedo que nos provocaron llevara a que no ejerciéramos nuestra libertad. En ocasiones me pregunto lo diferente que sería España de no haber sufrido actos terroristas en sus calles: por ellas caminarían personas cuyas vidas fueron segadas en actos cobardes, por ellas nos habríamos manifestado en defensa de unas libertades que decidimos no ejercer y concedimos su control al Estado, por ellas habríamos transitado hacia una verdadera Democracia y no hacia una Transición tutelada.
 
Primera foto que me tomaron en Londres, septiembre. 1986

El terrorismo no es algo nuevo en nuestras vidas. A metros de mi casa hay un monolito en recuerdo de una víctima de los asesinos del GRAPO. Fueron varias las ocasiones en las que desalojé edificios públicos bajo amenaza de bomba terrorista. Más de una vez, he sido retenido en controles de tráfico en los que se buscaba detener a terroristas. Algunas de mis visitas a Madrid coincidieron con atentados tras los que inmediatamente llamaba a casa para tranquilizar a mis padres y hermana. Incluso en Londres, ciudad que por entonces era objetivo del IRA, fui detenido para comprobar la autenticidad de mi pasaporte, tras el asesinato desde la embajada libia de una agente de policía.

La intimidación terrorista no me impidió acudir al cine, viajar y soñar una vida. Tampoco lo hará ahora. Sus actos terroristas me preocupan y provocan pena, pero no me frenan en mi libertad. El tremendismo sensacionalista con el que se nos desinforma no debe llevarnos a ceder a otros el ejercicio de nuestra libertad. Nuestro miedo no debe convertirse en odio al diferente.


Ahora, como entonces: Libertad sin ira.


12 comentarios:

  1. Es cierto, en un mundo convulso... el trinfo y latir de nuestros días es sin duda plantar cara y seguir con nuestras vidas desde el respeto y plantar cara a lo que es injusto e insólito.

    Mi abrazo de luz desde la libertad☆

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    1. Buenos días, AtHeNeA:
      Como bien sabes la mejor manera de empezar el día es no dándole crédito al descrédito (en ese aspecto, procuro esperar a estar vitaminado de esperanza antes de acceder al Cibermundo y mantenerme alejado de Internet, e-mails o Whatsapp horas antes de acostarme)
      Lo que nos resulta injusto es muchas veces cotidiano para otros, de ahí que ven en nuestro ejercicio de la LIBERTAD individual un exceso libertino de libertinaje social.

      Un abrazo, AtHeNeA.

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  2. Es difícil ser libre del todo, no tener miedos y no odiar al que te hace daño.
    Besos!!

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    1. Buenos días, Ángela:
      Al ser “libertad” la palabra que usamos para invocar un concepto es difícil, quizá imposible, que la asociemos a las mismas abstracciones (de hecho, nadie que no hable nuestro idioma la asocia a nada, por lo que la primera limitación es idiomática) Yo intento mantenerme libre de cargas impuestas y de responsabilidades por lo que me es ajeno. Obviamente, el ejercicio de mi libertad se ve limitado por muchos condicionantes, entre otros por la suerte de no vivir aislado.

      Respecto al “odio”, Ángela: creo en la venganza, y la ejecuto cuando puedo; es más, procuro vengarme de manera resolutiva. Lo que evito es el resentimiento, ese ponerle buena cara a quien te abusa y criticarlo a sus espaldas no va conmigo. De ahí nace una de las razones de mi inestabilidad laboral: no consiento que me traten como carne para la máquina.

      Disculpa si el tono de mi comentario te parece inapropiado.
      Te deseo lo mejor, Ángela.

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  3. Llego a tu casa y suscribo tus palabras:La intimidación terrorista no me impidió acudir al cine, viajar y soñar una vida" No podemos tener miedo, el miedo nos paraliza y no podemos detenernos ante estos locos, la vida sigue y hay que vivirla mirando hacia adelante.

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    1. Buenos días, Mara:
      Gracias por tu comentario.
      El miedo es algo irracional, algo que nos avisa de un peligro: lo sentimos pero no debemos tenerlo (entiendo “tener” como sinónimo de “albergar”, de hacer que pase a ser un rasgo que nos defina) No soy una persona “osada”, pero sí que evito que el miedo a lo posible me coarte.
      Aunque pueda sonar a boutade, sufro de vértigo: pero no por eso dejo de subirme a un avión, asomarme a ventanas altas o de hacer ejercicios en casa con los que busco frenar su avance (con la vejez aumenta mi vértigo, pero no mi miedo a caerme)
      Me han apuñalado, partido la cabeza, amenazado de muerte… sigo con mi vida.

      Gracias por tu compañía, Mara.

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  4. Justo vengo a leer esta entrada el día en que en Argentina se conmemora el "Día de la Memoria". Hace 41 años asumía el poder la última Dictadura Militar, que combatió el "terrorismo", el "marxismo" y los "focos guerrilleros", y que con un plan de terrorismo de Estado le hizo tanto daño al país (la mayor parte de nuestras desgracias se originaron o acrecentaron en esos años del 76 al 82), y que muchos pretenden que se olvide.
    Uds. tuvieron otros condimentos, cuestiones religiosas, raciales, sectarias. Pero la Libertad se logra sin ira. La ira nos ata.

    Eso si, NO hay que olvidar, para no cometer los mismos errores
    Abrazo grande!

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    1. Buenos días, Frodo:
      Muchas gracias por tu comentario.
      El mayor terror lo siento ante el abuso cotidiano de poder que realizan figuras a las que la sociedad concede su protección: padres sobre hijos, educadores sobre desvalidos, protectores sobre protegidos… Y me aterroriza pues hace que sienta hervir mi sangre; temo que de encontrarme ante uno de esos abusadores dejaría que aflorara mi parte bestial, menos “civilizada”, y que dejaría de ser humano pues luego no me perdonaría esa conducta.

      Crecí en los estertores de una dictadura: la de Franco (como la de todos los dictadores) se justificaba en proteger a su pueblo desvalido de una amenaza interior (aquellos españoles que buscaban una vida en paz y en libertad) que era fomentada por un enemigo interior. Para combatir a ese enemigo, sólo se pedía que los administrados sacrificaran algunas de sus libertades públicas y privadas. Algo parecido a lo que no se nos tardará en pedir en la batalla contra el terror. De manera encubierta ya se nos han arrebatado libertades sociales (la crisis económica es una fuerte herramienta de coacción), pero me temo que no tardaremos en vernos en una situación en la que se nos planteará que confiemos a nuestros benefactores algunas de nuestras libertades individuales.

      Día triste en el recuerdo para la nación argentina, día apropiado para tener presente que la libertad se defiende ejerciéndola.
      Un abrazo, Frodo.

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  5. Esa canción tan emblemática !!así debería de ser libertad sin ira , en todos los lugares del mundo

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    1. Hola de nuevo, MARía:
      Sí, nada de ira: la libertad debe ser furiosa(mente defendida) y generosa(mente compartida).
      Un abrazo, MaRía.

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  6. Sin ira, pero con determinación, así es. ¿Qué sociedad no ha sufrido por ella, y con ella? En España lo sabemos bien y otros antes que nosotros; en en todas partes, los hombre (neciamente), se quitan las libertades unos a otros y así la vida...
    Una reflexión que comparto, Nino, así como tus acertadas palabras.
    Recuerdo aquel poema mítico (como esta canción), de Eluard que, con tu permiso, anoto aquí, en este espacio tuyo libertario.

    "Sobre mis cuadernos de colegial
    Sobre el pupitre y los árboles
    Sobre la arena sobre la nieve
    Escribo tu nombre

    Sobre todas las páginas leídas
    Sobre todas las páginas en blanco
    Piedra, sangre, papel o ceniza
    Escribo tu nombre

    Sobre las imágenes doradas
    Sobre las armas de los guerreros
    Sobre la corona de reyes
    Escribo tu nombre

    Sobre la selva y el desierto
    Sobre los nidos sobre las retamas
    Sobre el eco de mi infancia
    Escribo tu nombre

    Sobre las maravillas de las noches
    Sobre el pan blanco de los días
    Sobre las temporadas desposadas
    Escribo tu nombre

    Sobre todos mis trapos de azul
    Sobre el estanque sol enmohecido
    Sobre el lago luna viva
    Escribo tu nombre

    Sobre los campos sobre el horizonte
    Sobre las alas de los pájaros
    Y sobre el molino de las sombras
    Escribo tu nombre

    Sobre cada soplo de aurora
    Sobre el mar en los barcos
    Sobre la montaña demente
    Escribo tu nombre

    Sobre la espuma de las nubes
    Sobre los sudores de la tormenta
    Sobre la lluvia espesa e insípida
    Escribo tu nombre

    Sobre las formas que centellean
    Sobre las campanas de los colores
    Sobre la verdad física
    Escribo tu nombre

    Sobre las sendas despertadas
    Sobre las carreteras desplegadas
    Sobre los lugares que desbordan
    Escribo tu nombre

    Sobre la lámpara que se enciende
    Sobre la lámpara que se apaga
    Sobre mis casas reunidas
    Escribo tu nombre

    Sobre el fruto cortado en dos
    Espejo y mi habitación
    Sobre mi cama caparazón vacío
    Escribo tu nombre

    Sobre mi perro goloso y tierno
    Sobre sus orejas elaboradas
    Sobre su pierna coja
    Escribo tu nombre

    Sobre el trampolín de mi puerta
    Sobre los objetos familiares
    Sobre el mar del fuego bendito
    Escribo tu nombre

    Sobre toda carne concedida
    Sobre la frente de mis amigos
    Sobre cada mano que se tiende
    Escribo tu nombre

    Sobre el cristal de las sorpresas
    Sobre los labios atentos
    Bien por encima d el silencio
    Escribo tu nombre

    Sobre mis refugios destruidos
    Sobre mis faros aplastados
    Sobre las paredes de mi problema
    Escribo tu nombre

    Sobre la ausencia sin deseos
    Sobre la soledad desnuda
    Sobre las marchas de la muerte
    Escribo tu nombre

    Sobre la salud retornado
    Sobre el riesgo desaparecido
    Sobre la esperanza sin recuerdos
    Escribo tu nombre

    Y por el poder de una palabra
    Reinicio mi vida
    Nací para conocerte
    Para nombrarte
    Libertad".

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    1. Buenos días Clarisa:
      Me he parado, casi hasta que el café se ha quedado frío, a pensar en tu preguntarte qué sociedad no ha sufrido con la libertad.
      Bienvenido sea ese sufrimiento que conlleva aceptar las consecuencias de nuestros actos. Si el primer acto de libre albedrío fue morder una manzana y el castigo del Poder fue la expulsión del edén, creo que no existe metáfora más explícita de cómo el ejercicio de la libertad por los humildes es penado por el poder. Intento vivir en libertad, aunque sé que pago penas en desmesura por intentar hacer lo que siento, no lo que se me ordena.

      No conocía este poema, Clarisa. Gracias.
      Feliz fin de semana.

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Gracias por tu lectura comentada.

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