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viernes, 26 de diciembre de 2008

The Spirit

El reciente estreno de la película The Spirit, dirigida por Frank Miller e inspirada en el personaje homónimo de Will Eisner, me lleva a recuperar esta reseña primeriza en la que reflexionaba sobre la miniserie The Spirit: The New Adventures próxima a ser recuperada por la editorial Norma en un tomo de tapa dura.

Para un medio plazo tengo pensado compartir con vosotros un acercamiento desvergonzado a la figura de la “mujer fatal” en la obra de Eisner. Y, si finalmente encuentro el momento, aportaré un pequeño enfoque al gran estudio que en Tebeosfera se está organizando sobre el personaje.

La imagen que acompaña a esta reseña está firmada por el gran Eddie Campbell, —no se lo comentéis ¡que me cobra derechos de autor!, ya sabéis cómo son de desprendidos los escoceses—.









The Spirit: Las nuevas aventuras
Varios autores
Norma editorial. Cuatro tomos
De pocos personajes tengo una imagen tan clara de cómo me inicié en su lectura como con The Spirit. Mi señora madre deseosa de que su tierno infante —que por aquel entonces apenas contaba diez primaveras— permaneciese tranquilo en la consulta del médico, me compró un ejemplar de un personaje desconocido tanto para ella como para mí: Spirit.
Y aquí es donde la caprichosa rueda de la fortuna empezó a girar, pues quiso el destino que aquél fuese el primer número de la serie que la editorial Garbo dedicó al personaje. Casualmente mi mamá no reparó en el "revista para adultos" que aparecía en la portada —estigma que también compartían las portadas de la editorial Vértice—; y para colmo de milagros aquel iniciático tebeo presentaba una historieta coloreada por el maestro Richard Corben, El espíritu, en la que aparecía en el texto de apoyo de la primera viñeta una referencia a mi ciudad natal, Gijón. Esta mención marcó el comienzo de mi buena amistad con Denny Colt.
Como toda relación la nuestra tuvo sus altibajos.
Desaparecida la edición de Garbo, no nos reencontramos hasta que las páginas del número 4 de Tótem Calibre 38 volvieron a juntarnos. Yo veía algo raro en él, pero no sabía muy bien el qué. Al final resulto que el primer Spirit que yo había conocido era el vestido con sus mejores galas (las del suplemento dominical de siete páginas publicadas desde el 2 de junio de 1940) mientras que el deteriorado personaje que me encontraba ahora era el proveniente de las tiras diarias.
Volvimos a encontrarnos en junio del 88, gracias al profesional trabajo de ese impagable aliado en la sombra que fue la editorial Norma. Pero todo lo bueno llega a su fin, y tras 76 meses de sueños e ilusiones compartidas, nos volvimos a despedir, en lo que prometía ser un largo y amargo adiós.
Poco me esperaba que en octubre de 1997, con motivo del Salón del Cómic que se celebra en Gijón, fuera a recibir inesperadas noticias de mi camarada de sueños. Y es que David Lloyd y Mark Schultz nos hablaron por separado de su trabajo en un proyecto —junto con otra serie de autores seleccionados y supervisados por Will Eisner— de producir nuevas historias para el enmascarado justiciero.
Una indescriptible sensación de alegría me invadió, por fin me volvería a encontrar con Spirit, y con toda esa cohorte de mujeres fatales que alegraron mis ojos y mi corazón como pocas en el mundo del cómic. La verdad es que uno de los principales atractivos que presentaba esta obra, prescindiendo de aspectos técnicos, era la presencia en ella de esas carnales villanas, cuya reina en mi corazón siempre será P'Gell.
El proyecto se desarrolló en ocho números, siendo presentado en nuestro país en cuatro volúmenes.
El primer tomo aparece compuesto por seis historias. Las tres primeras vienen firmadas por Alan Moore y Dave Gibbons, en una de sus contadas reuniones tras su alejamiento debido a sus diferentes sensibilidades respecto a Watchmen.
En las dos historietas iniciales introducen una serie de bromas (nada asesinas) sobre personajes claves en la colección: Hablan del destino final del Dr. Cobra; o plantean la génesis e identidad de la némesis de nuestro héroe, Octopus, quien resulta ser un petulante Homer Creap despechado novio de Ellen Dolan, el cual ya había aparecido en la segunda historia de la serie desarrollada en los años cuarenta por Eisner.
El cuarto relato y el más extenso, guionizado por Neil Gaiman, es una especie de reflexión sobre el proceso de creación literaria, ocupando Spirit un lugar secundario en la narración. La quinta es una divertida historia en la que se nos presenta a un Spirit que entre puñetazo y puñetazo, recibe el merecido reposo del guerrero. El trabajo gráfico de Eddie Campbell sorprenderá a los que conozcan su impresionante dibujo para From Hell, novela gráfica guionizada por el ubicuo Alan Moore.
Mis dos historias favoritas son la tercera del tandem Gibbons-Moore, en la que aparte de un cuidado tratamiento visual —presentando las viñetas como apuntes en el libro de notas de Spirit— se incluye una temática que incluye lo fantástico en lo cotidiano, pues lo que empieza siendo un caso de viuda alegre acaba como... Y la sexta narración, en la que John Wagner y Carlos Ezquerra, nos cuentan magistralmente una historia de fatalidad donde Spirit oficia de mero espectador.
Me parece un proyecto muy aceptable, pues los artistas muestran su percepción del héroe ateniéndose al estilo narrativo y tratamiento gráfico de Eisner, pero sin imitarlo. A los les extrañe el que creadores tan dispares aborden un mismo personaje, habría que recordarles que The Spirit fue desde siempre un trabajo de un equipo, comandado por Eisner, en el que podemos encontrar a Jules Feiffer, Jack Cole, Jerry Grandenetti o Wally Wood.
Esperemos que en los próximos números los artistas restantes: Moebius, Kurt Busiek,... tengan a bien obsequiarnos con alguna de esas pérfidas femmes fatales que tanto anhela nuestro pobre corazón.

Nino Ortea

4 comentarios:

  1. Curioso lo de la referencia a Gijón en un comic de esa época. Recuerdo que cuando Eisner estuvo por aquí a mediados de los 90 en el Salón del Comic, esa fue una de las primeras preguntas que le hicieron.

    Espero el artículo sobre las femmes fatales Eisnerianas, promete ser muy interesante.
    En el cine ha habido algunas excepcionales, como la Joan Bennett de las pelis de Lang, donde el pobre E. G. Robinson es sólo un pelele a merced de sus caprichos, especialmente en Perversidad.
    Quizás el último ejemplo glorioso sea el de Kathleen Turner en la estupenda y bastante despreciada por la crítica “Fuego en el cuerpo”. Una auténtica Mantis Religiosa.

    Muy interesantes tus recuerdos sobre Spirit. Yo lo descubrí mucho más tarde en las reediciones de Norma.

    Animo, ya queda menos de un mes.

    Un abrazo navideño de Mr Scrooge ;-)

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  2. Feliz navidad to you too, Nino!


    from Anne and Eddie

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  3. Hola, José
    La vida está llena de casualidades: en primer lugar es probable que Eisner se limitara a supervisar el trabajo y se limitara a firmarlo, con lo que sus divagaciones al respecto no me interesaron. Will Eisner firmó (como otros "grandes liberadores") como trabajo propio viñetas ajenas. Eso siempre me ha alejado de él. Odio a los expoliadores.
    Quizás por eso, cada vez que me pongo a reflexionar sobre su obra, me sube la bilirubina. el artículo sobre las pellejudas en Spirit lleva años en mi cabeza, y créeme me quedaría de escándalo, pero... el Eisner usurpador me echa para atrás.
    Por cierto, la referencia a Gijón aparece en la edición de Norma (bastante irregular en su cronología, pues aprovechaban para publicar álbumes) en la saga en que anda atrapado en un archipiélago caribeño, sobre el número 40. en la edición de Garbo, el color lo ponía Richard Corben.
    Fuego en el cuerpo es una película tremenda, y capaz pasadas las décadas de avivar instintos bajos.
    Gracias por el comentario y las palabras de ánimo.
    Queda poco, pero no hay que bajar la guardia.
    Un abrazo esperanzado de Romano Patroni

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  4. Hi, Anne

    I wish you love, I wish you heaven.
    Love
    Nino

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Gracias por tu lectura comentada.

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