Entrevista a Nino Ortea

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¡Hola a todos!

Durante unos días me voy a ausentar del blog. Nada serio, nada grave, es más, en cierto modo lo veo como una prueba iniciática.

Este enanito feliz se volverá mudito, pero, por desgracia, no ante la presencia de Blancanieves. Pero bueno, mi afonía será breve (más o menos como cualquiera de mis momentos de gloria) y remunerada.

Pero veréis, queridos enloquecidos, las cosas no son tan sencillas, como un:”Papi se va de vacaciones, ahí os dejo la nevera llena.”

¿Buscáis la fama?

¡Tendréis que sudar para ganarla!

Muy pronto, antes de que sea tarde, leeréis detallado mi negligente plan de dominio mundial.

Nombre clave: First we’ll take Blogger; then we’ll take Berlín

Esta Carta Magna para un Nuevo Orden, aparecerá recogida en una declaración de deberes simiescos, plasmada en una entrevista que, sorprendentemente, uno de vosotros, lectores, —quizás el más afamado— ha accedido a realizarme.

Intentaré afrontarla con la mayor sinceridad, lo cual no conlleva veracidad. Vamos, que una cosa es cómo son las cosas, y otra cómo las sentimos o recordamos.

Os agradecería que si tenéis algún tipo de duda o comentario respecto a Ven y enloquece, o sobre las diferentes voces que forman su coro, aprovechéis el momento para plantearlas. Una de las realidades por venir, es que mi tiempo se volverá escaso, mi neurona dormitará un largo letargo, y, mis respuestas a vuestros comentarios serán corales y disláticas.

Es decir, como creo que me dijo un sacerdote (perdonad, pero en ese momento estaba absorto, embebido y atontado mirándola):

¡Si alguien tiene que decir algo, que lo haga ahora… si no, que calle para siempre!

En ese momento, el foco se apaga, Oberon abandona el escenario, y al pasar junto a la rapsoda muda, deseó, una vez más, que su amor fuera la cuerda vocal que articulara su voz.

— ¿Donde vas, Oberon? —le preguntan sus ojos en silencio.

—A donde anida el sinnombre de la vigilia forzada y la soledad lacerante —le contestó con un suspiro—. Pero tranquila, volveré y esperaré a que tus labios articulen esas palabras que te resistes a pronunciar y yo me muero por oírte decir.

Oberon se vuelve, hace una genuflexión ante la audiencia, y se aleja silbando Nothing compares to you.

Dulces sueños.

Nino Ortea Gijón, 19-IX-08