El faro
Guión y dibujo: Paco Roca.
Un joven, al que el hambre y el deseo llevaron a alistarse como carabinero, ve como la desdicha en forma de Guerra inCivil lo alinea en el bando republicano, siendo su primera misión detener a su mejor amigo.
Huyendo del acoso de los insurrectos y del combate entre las formaciones que defendían al gobierno legal, el muchacho llega a un faro, donde, de la mano de un anciano, aprenderá el verdadero sentido de la LIBERTAD.
Roca (El juego lúgubre) se aleja del maniqueísmo con el que se ha tratado esta lucha fratricida desde hace casi setenta años; sirviendo el fondo de la España desangrada para resaltar el sinsentido atemporal de una sociedad en la que el hecho de pensar diferente conlleva peligro de muerte.
Desgraciadamente, tenemos cercanos los ejemplos de genocidios disfrazados con el eufemismo de “limpieza étnica”.
Desgraciadamente, seguimos viviendo en un país en el que los miserables disfrazan de ideología su mezquindad.
Desde un principio, Roca deja clara su intención de homenajear al género de aventuras con referencias que van de Cervantes a Stevenson, pasando por Twain.
Desde un principio, defiende la necesidad de soñar, de compartir, y de ejercitar nuestro albedrío, aunque ese ejercicio acarree la pérdida de lo que nos es más querido.
A su inteligente guión y sus acertados diálogos, se une un excelente dibujo en bitono enraizado en La Línea Clara , cuya dulzura refuerza la sensación amarga de deshumanización de una sociedad donde soñar en libertad sigue siendo perseguido.
Nino Ortea Gijón, 8-VII-04
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